A un año de vivir uno de los momentos más agudos, emprende una nueva carrera y un nuevo sueño: trabajará en contra del matoneo infantil. Acaba de entrar en la década de los 30 y está feliz.
Jessica Cediel hoy viste jeans sueltos, camiseta negra licrada, chaqueta tipo bomber, botas planitas y una moña alta desordenada, de esas que nos hacemos en dos segundos. Sin maquillaje, su piel es notablemente luminosa y luce igual o más linda que como la vemos en la tele. Conversamos y conversamos, y conforme hablamos, Jessica juega con sus manos y con una cuchara sobre un plato de granola y yogur de fresa -quedamos para desayunar en su restaurante favorito, cerca de su nuevo apartamento, en el norte de Bogotá-. Nunca se queda totalmente quieta, moviéndose hacia adelante cuando está entusiasmada. Vive animada con la nueva faceta de su vida, más espiritual, menos preocupada por lo externo.
Parece estar más relajada, justo lo contrario de la mujer incómoda y triste que vimos hace casi un año, cuando el país entero se centraba en el impasse con su cola. El alboroto mediático quedó atrás. Sin embargo, ella continúa en controles y pendiente por si llega a requerir una nueva intervención. ¿Todavía te molesta que la gente siempre voltee para mirarte ahí? “Ya se va a cumplir un año de ese momento tan doloroso. Respeto al que me critica o me apoya, pero ahora siento que puedo pasar la página. Hoy en día estoy bien, ya no importa nada, que me miren o no lo hagan”. La mujer real, más allá de la presentadora, abre su corazón para la revista ALÓ.
Estoy bien, muy tranquila. Pendiente de los controles médicos. Siento que Dios me puso como ejemplo, porque hay muchas famosas que están o estuvieron en mi condición, pero no lo reconocen y viven jurando que su cuerpo es solo ejercicio, pero no las juzgo. Soy una herramienta para hacer un llamado y una denuncia pública sobre lo que pasó. Cuando enfrentas una situación como esta, aprendes a apreciar la vida.
Hay que estar muy alerta, pero me estoy recuperando positivamente. Me quedó una cicatriz en la espalda, una marca que no estaba, pero todo forma parte del proceso de aprendizaje. Sigo en control.
Uno por bobo se busca sus propios males, todas nos hemos hecho algo alguna vez, pero ahora me cuido de una forma diferente. Hay que llevar una vida sana, pero empezando desde adentro. Ayudarse para sentirse y verse bien pero no con medidas extremas o invasivas. Cometí un grave error.
No tenía ninguna necesidad de hacerme esa intervención en la cola, pero estuve mal influenciada y caí en una equivocación. Pedí perdón y reconocí la falta… Vivo una nueva vida.
Como saludable, aprendí a escuchar mi cuerpo y ya no me preocupo por subirme de peso o no, lo hago porque me gusta sentirme bien, liviana. Me encantan los jugos de frutas y verduras, todos los días los bebo. Ahora como mucho pescado, no consumo con frecuencia carnes rojas y los fines de semana me relajo, lo importante es no caer en los excesos.
Cuando me enteré de mi problema de salud duré siete meses sin hacer nada de ejercicio, no podía, estaba triste, preocupada, tuve varias cirugías, pérdida de sangre, no estaba bien.
Estuve muy mal, me deprimí, llegué a pesar 47 kilos, tenía marcados todos los huesos ¡me veía horrible! Recuerdo ese momento con mucha tristeza, la ropa me quedaba volando, pero hoy lo veo como una prueba superada.
Con el apoyo de mi familia, de mis amigos de verdad, de Pipe, que estuvo a mi lado todo el tiempo… La verdad es que mi mamá me servía comida durante todo el día y comía bien, pero nada que lograba subir. Cuando empecé a sanar el corazón, también se estabilizó el peso.
49 kilos y me siento bien, como lo que me provoca, pero el físico no me trasnocha. Mucha gente dice que me veía mejor antes, más llenita, curvilínea, pero me siento tranquila y le agradezco todos los días a Dios porque estoy viva y sana. Como ya no madrugo tanto hago más ejercicio que antes, cuando trabajaba en Muy buenos días; hago un poquito de cardio y una rutina con bandas para mantenerme en forma.
Estoy viva y eso es lo único que importa.
Jessica Cediel vive una relación serena con el cantante popular Pipe Bueno. Se declara enamorada y viviendo el día a día.
Dos años y medio…
Siempre estamos en contacto, nos vemos, nos hablamos, ya sea por chat, por skype o llamándonos por teléfono. Nos gusta sentimos cerquita y jamás ha pasado un solo día sin comunicarnos.
Increíble, pude acompañarlo en el inicio de la gira con Vicente Fernández, del 14 al 17 de junio y la ejecución de Pipe como telonero fue fantástica, me sentí muy feliz, orgullosa. El recibimiento de la gente no pudo ser mejor. Menos mal no tenía compromisos con el canal y pude viajar a acompañarlo.
Sí, un poquito y aprovechamos para caminar y conocer, pues era mi primera vez en España, se trató de un viaje muy romántico.
Con su ternura, es un hombre dulce, muy tierno, detallista y caballeroso, pero también tiene su carácter. Nos compenetramos muy bien.
Él es un hombre muy maduro. Es más, cuando estamos reunidos con amigos, todos creen que tiene 25 años o más, pues es un hombre que siempre va más allá. La verdad es que cuando hay amor de por medio la edad no interesa mucho.
Ambas familias se llevan muy bien, estoy realmente feliz. Se sienten muy complacidos al verme tan contenta.
Sí me quiero casar, sí quiero tener hijos. Siento que hoy en día ese tema se posterga mucho por las responsabilidades laborales o profesionales, tenemos otros intereses inmediatos. Me gustaría tener tranquilidad económica cuando me convierta en mamá, poder desconectarme uno o dos años para dedicarme de lleno a mi hijo. Pero por ahora no hay planes de casarme.
Sí hemos hablado, pero él está empezando su carrera y yo estoy en un momento profesional muy importante. Queremos que las cosas fluyan, cuando sea el momento indicado, llegará. Creo que todavía estamos muy jóvenes, podemos esperar un poco.
Me llevo muy bien con ella, es buena amiga. Desde el principio de mi relación ha sido mi parcera. Es una mujer superagradable, fresca, relajada. Además me llevo muy bien con los dos hermanos menores de Pipe, con el papá, en general, con toda la familia.
Una mujer amante del trabajo
¿Cómo vas con tus programas?
Estoy feliz con Nuestra semana, es muy bonito, tiene campo para la improvisación y todo vale a la hora de grabar. Apenas llevamos un año al aire, pero a la gente le gusta el formato. Con Alejandro Riaño (el otro presentador) tenemos una relación agradable, es una persona opuesta a mí, pues él es más irreverente, yo más seria, logramos una buena dupla. En Estilo RCN, si vivo una faceta más formal: es muy rico hablar de moda, de entretenimiento y este año incursioné en la radio en Latinos radio, por Internet, trabajo al lado de grandes del medio.
¿Cómo es tu participación?
Realizo la investigación y la producción de mis notas sobre moda, belleza y medio ambiente. En la mesa de trabajo somos nueve personas e interactuamos. Me siento muy agradecida por esta nueva etapa.
Me gusta estar en familia, con mis sobrinos. También voy a cine, no soy rumbera, prefiero los planes más tranquilos, ir a un café o a cenar con mi novio o con amigos.
Sí y estoy muy feliz, apenas estoy terminando de instalarme, muy rico (Risas).
Un proyecto con corazón
El matoneo, la intimidación sistemática entre alumnos, que tiene sus raíces en el propio hogar, pero se afianza en las aulas de los colegios. Es una problemática que angustia a la presentadora, quien desde ya está trabajando para hacer algo en pro de los niños que sufren esta triste situación.
“En breve vamos a lanzar mi fundación que se llama ‘Todos somos iguales’. Estoy trabajando de la mano de Carlos Escobar y Edgar Ospina, quien fue mi profesor en la universidad. Vamos a empezar por trabajar con el tema del matoneo. La idea es llegar a colegios de todos los estratos y contactarlos con psicólogos y expertos que puedan ayudar a enfrentar este fenómeno tan dramático en nuestro país. Ante todo queremos generar conciencia”.
Mucho se ha hablado de las consecuencias que pueden sufrir los niños y adolescentes que son víctimas de bullying, acoso escolar o matoneo, “por eso queremos desarrollar junto a un grupo de psicólogos un completo taller para empezar a hacer algo por estos pequeños que tanto lo necesitan”.
Funte: Revista ALO
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